Novenario día 2
REPUGNANCIA A TENDER LA MANO
Tiene Juan 15 años, y se prepara para recibir la educación formal en Chieri...
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"Había que comprar ropa, calzado, libros. Y sobre todo, había que pagar una pensión mensual. En octubre, dijo Juan a su madre: "Si usted quiere, tomo un par de sacos y voy a hacer una colecta entre las familias del pueblo". Era un sacrificio para su amor propio. Don Bosco llegará a ser el mayor 'mendigo' del siglo XIX, pero siempre le costará pedir limosna. Aquél mes de octubre venció, por vez primera, la repugnancia a tender la mano.
El barrio de Murialdo era un conjunto de pequeños caseríos y granjas esparcidas. Juan fue de casa en casa. Golpeaba la puerta y decía: "Soy el hijo de Margarita Bosco. Voy a ir a Chieri a estudiar para sacerdote. Mi madre es pobre. Si ustedes pueden, ayúdenme."
Juan, de carácter fuerte y altivo, se ve obligado a hacer una colecta, en busca de más recursos para su incursión a Chieri. De ese momento en adelante, más enfáticamente a partir de su ordenación sacerdotal, pedirá y pedirá y pedirá, todo por el bien de sus muchachos. Incluso se acuñó en Valdocco, donde residió en definitiva su 1er oratorio, una frasesita: "Hay de Cotolengo si pide; hay de don Bosco si no pide". Cotolengo, sacerdote contemporáneo a Don Bosco, abrió en el mismo barrio una obra de asitencia para los más necesitados, cuyo principio era el abandono total en la Divina Providencia. Providencia que a veces socorre sin pedirle, Providencia que ya proveyó, sólo falta encontrarle, como hacía el hijo de Margarita.